José María Queipo de Llano y Ruiz de Saravia, Conde de Toreno, 1849

José PIQUER Y DUART (1806 - 1871)
c. 1835 (modelo) c. 1849 (fundición)

José María Queipo de Llano y Ruiz de Saravia (1783-1842), más conocido por su título nobiliario de Conde de Toreno, fue un destacado político, orador e historiador de su tiempo. Vocal de la antigua Junta General del Principado, fue representante de Asturias en las primeras Cortes que proclamaron la Soberanía Nacional, reunidas en la Isla de León, el 24 de septiembre de 1810. Desterrado durante el absolutismo fernandino, escribió la Historia del levantamiento, guerra y revolución de España, publicada por vez primera en París en 1832, ciudad en la que estuvo exiliado en varias ocasiones. Liberal convencido, a su vuelta a España fue Ministro de Hacienda en 1834, con Martínez de la Rosa, cuando se promulgó el Estatuto Real, y Presidente del Consejo de Ministros en 1835, tras la dimisión de aquél. Al ser proclamada la Constitución de 1837 se le concedió el título de Grande de España. Fue Diputado en 1837 y 1840.

El personaje aparece retratado de busto, aunque sin detalles de vestimenta, lo que denota la voluntad del autor por concentrar todo el interés expresivo en el rostro. Presenta la frente despejada, con el ceño fruncido, lo que produce arrugas en la frente, aunque su mirada es tranquila y plácida. Luce una abundante cabellera, si bien, tratada con cierta estilización de raigambre clásica, como se reconoce también en la propia tipología del busto, y largas patillas que recorren sus mejillas, hasta casi la barbilla. La concentrada expresión de sus facciones le imprime una serena dignidad, asociada a su condición de noble intelectual, con la que ha sido recogida su memoria en la historia. Según Marcos Vallaure pudiera estar inspirado en el retrato de Carderera, aunque con el gesto más suavizado. También existe otro importante retrato coetáneo realizado por Carlos Luis de Ribera (c. 1838, colección conde de Toreno).

Se trata, al igual que otras piezas de la colección fundidas en la Fábrica de Trubia entre 1846 y 1856, de una réplica de un original anterior, probablemente realizado hacia los años treinta del siglo XIX. Existen dos ejemplares similares en la Fábrica de Trubia (bronce), otro en el Ayuntamiento de Oviedo (bronce) y otro en el Museo del Ejército de Madrid (hierro). (Texto de Carlos Reyero Hermosilla, dentro del libro "El Arte en el Senado", editado por el Senado, Madrid, 1999, pág. 464).