Antonio Cánovas del Castillo, 1896

Ricardo MADRAZO GARRETA (Madrid, 1852 - 1917)
- Óleo sobre lienzo -
63 x 54 cm

Nacido en 1828 en el modesto barrio de la Carretería de Málaga, Cánovas del Castillo es uno de los políticos más insignes del siglo XIX. Huérfano a los diecisiete años se traslada a Madrid para con la protección de su tío Estébanez Collantes, trabajar en la compañía del ferrocarril Madrid-Aranjuez y cursar también la carrera de Derecho en la Universidad Central, licenciándose en 1851.

Sus aficiones literarias le llevan a colaborar en La Patria, y sus inquietudes políticas le acercan al General O`Donnell, siendo su hombre de confianza durante la Vicalvarada, redactor del Manifiesto del Manzanares que dio a conocer los postulados de la Revolución en 1854, punto de arranque del bienio progresista y de su brillante carrera política.

Nombrado Diputado por Málaga desempeña distintos altos cargos administrativos, dentro y fuera de España. En todos ellos exhibe una preparación poco común por sus amplios conocimientos de derecho, hacienda, política, economía, administración, arte militar, aparte de una amplia y sólida cultura humanística -fue miembro de número de la Academia de San Fernando y Director de la de la Historia e incluso autor literario con obras como La campana de Huesca (1852)-, que hacen de él un estadista moderno.

Tras la Revolución de 1868 se convierte en el principal defensor de la causa alfonsina, dirigiendo los pasos para su instauración en el trono de España. Expone claramente los principios de la nueva monarquía en el Manifiesto de Sandhurst, leído por el príncipe Alfonso al cumplir los diecisiete años (1 de diciembre de 1874). Proclamado Rey como Alfonso XII, después del pronunciamiento de Martínez Campos, Cánovas accede a la Jefatura de Gobierno, promulgando la Constitución de 1876, -la de más larga duración en España-, y se alterna en el poder con el Partido Liberal de Práxedes Mateo Sagasta. Se inicia así La Restauración uno de los períodos más prolongados de paz, estabilidad y progreso de España, truncado por el asesinato del prócer malagueño en el balneario de Santa Águeda (Guipúzcoa) por el anarquista italiano Angiolillo en 1897.
El autor del retrato, Ricardo Madrazo y Garreta (1852-1917), es el hijo menor de Federico de Madrazo, con quien se iniciaría en la pintura, entrando en la Escuela de la Academia en 1864. Continuará su formación con su hermano mayor Raimundo y con su cuñado Mariano Fortuny compartiendo viajes y conviviendo con ellos en París y Roma hasta que en 1885 fija su residencia en Madrid. Asiduo a la Exposiciones Nacionales de Bellas Artes, aunque no con mucho éxito, presenta cuadros costumbristas, paisajes y, sobre todo, retratos en los que sigue la tradición familiar como, para bien o para mal, le recuerda siempre la crítica.

El retrato de Cánovas del Castillo es buen ejemplo de esta referencia, pues parece un estudio previo para el retrato que hiciera para el Congreso de los Diputados en 1896, -más una réplica de 1897 que guarda el Museo Municipal de Santander-, en el que sigue fielmente el retrato, hoy en el Museo del Prado, que dejara inacabado su padre. En el retrato del Senado, Ricardo Madrazo usa una técnica más abocetada y empastada, explicable por esa condición de estudio previo, demostrando claramente su pericia, pero que no evita una cierta dureza, como de efigie de medalla, reforzada por estar presentado de perfil. (Texto de Jesús Gutiérrez Burón, dentro del libro "El Arte en el Senado", editado por el Senado, Madrid, 1999, págs. 200 y 201).