Manuel AGUIRRE DE TEJADA Y O'NEALE. Conde de Tejada de Valdosera (El Ferrol, A Coruña, 1827 - Madrid, 1911).

Manuel OJEDA Y SILES (1835-1904)
- Óleo sobre lienzo _
100 x 75 cm

El Conde de Tejada de Valdosera, Manuel Aguirre de Tejada, vigésimo Presidente del Senado, nació en El Ferrol en 1827. Después de licenciarse en Derecho entró en la carrera administrativa afiliándose, además, a La Unión Liberal. Participó activamente en la revolución de 1854 siendo destinado a Cuba aunque regresó al poco tiempo al ser elegido Diputado por su partido. Tras los sucesos y cambios derivados de la Revolución del 68, se pasó al Partido Conservador formando parte de la comisión que redactó la Constitución de 1876. Elegido Senador por La Coruña fue Ministro de Ultramar y de Gracia y Justicia, respectivamente, en dos momentos muy delicados: la muerte de Alfonso XII (1885) y el asesinato de su jefe de partido y Presidente del Gobierno, Cánovas del Castillo (1897). Fue también Presidente del Consejo de Estado y del Senado en 1900, además de miembro de número de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas cuya medalla porta en el retrato de la Galería de Presidentes del Senado, junto con otras condecoraciones como el collar del Toisón o la banda y placa de Carlos III.

El autor del retrato Manuel Ojeda y Siles, nació en Sevilla en 1835, formándose en la escuela de la Academia hispalense y en el estudio de Antonio María Esquivel. Desde el primer momento se va a especializar en el retrato, aunque la única mención que gana en su corto paso por las Exposiciones Nacionales, concretamente en el certamen de 1860 -había presentado 4 retratos en 1858 que pasaron totalmente inadvertidos-, la alcanza con dos obritas en las que mezcla el género, el costumbrismo y la actualidad, pues recrea la partida y regreso  de la Guerra de África, asunto candente en aquel momento.

Ojeda apenas experimenta la más mínima evolución a lo largo de su trayectoria artística como denota el retrato del Conde de Tejada del Senado, similar a los otros retratos oficiales que tiene en ministerios, instituciones y organismos públicos. En él se ve clara todavía la huella de su maestro Esquivel en la pose hierática, formada y poco natural, en la precisión del dibujo no sólo en los entorchados y adornos del uniforme o en las condecoraciones sino también en la dureza de los detalles anatómicos. Todo ello resuelto con una técnica depurada y lamida, de forma que si la fecha de ejecución, 1902, no está equivocada, y no lo está, es un perfecto ejemplo de anacronismos, una muestra del más rancio y trasnochado academicismo, como se encargan de resaltar los retratos que tiene al lado que probablemente se cuentan entre los mejores no sólo de toda la Galería de Presidente, sino también de sus autores: Martínez Cubells, Federico de Madrazo, Pidal y Mon y Moreno Carbonero.